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Dolor de huesos y articulaciones en personas mayores: causas, síntomas y cómo afrontarlo

Las enfermedades articulares son una de las principales causas de dolor y limitación en las personas mayores. El desgaste natural de las articulaciones, unido a ciertas patologías, puede provocar molestias que afectan a la calidad de vida y la autonomía. Conocer sus causas, síntomas y opciones de prevención y tratamiento es clave para afrontarlas de forma adecuada.

¿Por qué aparecen los dolores articulares?

El dolor articular suele deberse a procesos degenerativos, como la artrosis, o a enfermedades inflamatorias, como la artritis. A lo largo de los años, las articulaciones soportan presión y movimientos repetidos que acaban dañando el cartílago y otros tejidos.

Estos problemas son más frecuentes en las extremidades inferiores (caderas y rodillas), aunque también pueden afectar a hombros, codos, manos y pies. Las personas con sobrepeso, las que ya padecen enfermedades óseas o las mujeres en menopausia (por el riesgo de osteoporosis) presentan mayor predisposición.

En general, cuando los factores de desgaste superan la capacidad de recuperación de la articulación, aparece el dolor y la limitación funcional.

Síntomas más habituales

Las primeras señales suelen ser dolor en las articulaciones, cansancio, rigidez y dificultad para moverse. En fases avanzadas, pueden aparecer otros síntomas como:

  • Inflamación y enrojecimiento de la zona.

  • Crujidos o chasquidos al mover la articulación.

  • Problemas de equilibrio y movilidad.

  • Deformidades óseas o atrofia muscular.

  • Dolor nocturno que interfiere en el sueño y afecta al estado de ánimo.

Contar con la ayuda de un cuidador especializado y el apoyo familiar resulta fundamental para sobrellevar estas limitaciones, tanto física como emocionalmente.

¿Cómo diferenciar dolor muscular y articular?

Es habitual confundir ambos. El dolor muscular aparece tras un esfuerzo, una mala postura o sobrecarga, y mejora con descanso o calor. En cambio, el articular se localiza en zonas concretas, empeora con el movimiento, suele acompañarse de inflamación o rigidez, y no siempre mejora con reposo.

Si las molestias persisten, lo mejor es acudir a un especialista para un diagnóstico preciso.

Principales enfermedades que causan dolor articular

Entre las patologías más frecuentes encontramos:

  • Artritis (incluyendo la reumatoide y la psoriásica), que inflaman las articulaciones y pueden deformarlas.

  • Artrosis u osteoartritis, causada por el desgaste del cartílago.

  • Espondilitis anquilosante, que afecta la columna vertebral.

  • Gota, que inflama las articulaciones por exceso de ácido úrico.

  • Bursitis y tendinitis, por irritación de bolsas o tendones.

  • Otras como la fibromialgia, hernias discales, síndrome del túnel carpiano, escoliosis o el llamado codo de tenista.

Estas enfermedades pueden repercutir también en la salud emocional del paciente, ya que la pérdida de autonomía y el dolor constante favorecen la aparición de ansiedad o depresión.

Tratamiento y prevención

El tratamiento depende de la causa y del grado de afectación. En general, incluye:

  • Fármacos: antiinflamatorios, analgésicos e incluso infiltraciones con corticoides o ácido hialurónico.

  • Fisioterapia: para mantener la movilidad, fortalecer músculos y aliviar el dolor.

  • En casos severos, puede ser necesaria una cirugía o la implantación de una prótesis.

La prevención es igualmente importante: mantener un peso adecuado, hacer ejercicio moderado, cuidar la postura y evitar esfuerzos excesivos contribuyen a preservar la salud articular.

Alimentación y vitaminas

Una dieta equilibrada y rica en nutrientes ayuda a mantener los huesos y articulaciones fuertes. Destacan:

  • Vitamina D (pescado azul, lácteos, sol) y calcio para fortalecer los huesos.

  • Vitamina C (frutas cítricas, kiwi, pimientos) para el colágeno.

  • Vitaminas K, B y E, con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.

Remedios caseros y ejercicios

Además de los tratamientos médicos, algunos hábitos cotidianos pueden aliviar las molestias:

  • Alternar frío y calor en la zona afectada.

  • Baños con sales de Epsom o masajes con aceites esenciales.

  • Infusiones de jengibre o cúrcuma por su efecto antiinflamatorio.

  • Ejercicios suaves, como caminar, nadar, yoga o tai chi, que mejoran la flexibilidad y fortalecen los músculos sin forzar las articulaciones.

  • Movilizaciones y estiramientos específicos para hombros, rodillas y manos.

Consejos para cuidar las articulaciones

  • Evita cargar pesos innecesarios.

  • Usa calzado cómodo y, si es necesario, plantillas o soportes ortopédicos.

  • Mantén una actividad física regular y adaptada a tus capacidades.

  • Consulta siempre a un médico ante síntomas persistentes o que empeoran.

En Tcuidan Madrid sabemos lo importante que es cuidar no solo la salud física, sino también el bienestar emocional de quienes sufren enfermedades articulares. Por eso, además de ayudarte a encontrar el mejor cuidado profesional para tu familiar, te orientamos para que pueda afrontar el día a día con la mayor calidad de vida posible.

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